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Salmos 92:12

El justó florecerá como la palmera: crecerá como cedro en el Líbano.

En Oriente hay varios tipos de palmeras: la palmera coquera, la palmera datilera, la palmera platanera y la palmera silvestre. Esta última, Dios la utiliza para describir Su justicia a la luz de la cultura y el pensamiento oriental.

Comparada con la palmera coquera, la palmera silvestre es un milagro en su crecimiento. Esta palmera es un árbol que crece fácilmente, donde otros árboles o plantas lo conseguirían con gran dificultad. La palmera coquera requiere de mucho cuidado y cultivo; pero la palmera silvestre florece por la gracia de Dios. Si diez semillas suyas caen en tierra, diez son los árboles que crecerán. Esta palmera no requiere de labor alguna de parte del hombre para crecer y fructificar. Debido a esto, los habitantes de las tierras bíblicas, ven a Dios como el labrador que sostiene la palmera y que cuida de ella. Ellos creen que es un árbol plantado por Dios, regado por Dios y propiedad de Dios. Es así como lo llaman el árbol de Dios. La justicia de Dios es como la palmera. Es un regalo de Dios. No puede ser recibido por obras humanas.

Romanos 3:24

justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 

El desarrollo del tronco de la palmera alcanza alrededor de 8 a 9 metros de altura. Al contrario de la palmera coquera, su tronco no es torcido ni curvo. Es uniforme desde su base hasta la copa. De la misma manera, la justicia de Dios por medio de Cristo se yergue firme y derecha, sin torceduras.

La palmera da un fruto, que es un poco más grandes que una uva, el cual, puede ser consumido durante todo el año. De Enero hasta finales de Marzo, del interior de sus frutos se puede obtener una especie de leche. Desde Abril hasta Junio, ya puede comerse la carne de su fruto. De Julio a Septiembre, su fruto puede ser pelado igual que una manzana. Y de Octubre a Diciembre, el fruto puede ser comido como una ciruela. La palmera siempre tiene alguna cosa para ofrecer. Mientras más fruto se le arranque, mayor número produce. La palmera no se cansa de dar. Así también, la justicia de Dios en Cristo Jesús puede dar sus frutos todo el tiempo. Esta es la promesa de prosperidad para los justos. Todo aquel que se acerca a Dios con creencia no será decepcionado.

Romanos 10:11

Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado [decepcionado en sus expectativas].

En el oriente, está disponible que cualquier persona pueda comer del fruto de la palmera, sin importar quién sea el dueño del lugar donde este plantada. ¡Todos los que tengan hambre puede pasar y comer de su fruto, y nadie puede impedirlo! De igual forma, la justicia de Dios esta disponible para cualquiera que crea. Todos pueden venir a El. Dios no hace acepción de personas.

Romanos 3:22

la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 

Si una palmera es cortada, cada una de sus partes se utiliza con un buen propósito. Todas las partes de la palmera, desde sus raíces hasta sus hojas, son provechosas para el hombre. Las raíces se usan para hacer tinta, el interior de su tronco y su corteza con fines medicinales, y las hojas pueden emplearse para escribir en ellas. La justicia de Dios hace que la vida de un hombre sea sobreabundante, provechosa y útil en variadas formas.

Juan 10:10

yo [Jesucristo] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia

3 Juan 2

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 

Lo mejor de todo, es que la palmera nunca se seca o muere, a menos que sea cortada. Ella se mantiene productiva mientras se mantiene de pie. El crecimiento de sus raíces es tan rápido y con tanta profundidad y fortaleza, que nunca nadie ha visto a una palmera ser arrancada por alguna tempestad. Ni aun los monzones pueden con ellas. En medio de grandes tormentas, la palmera se inclina con flexibilidad para volverse a enderezar nuevamente. Frente a cualquier tipo de tormentas – espirituales, mentales, físicas, emocionales, financieras, etc., ¡Dios sujeta y sostiene al justo para que no caiga!.

            Salmos 37:17b

…Mas el que sostiene a los justos es Jehová.

Pero, ¿Quiénes son los justos? Cuando una persona confiesa a Jesús como el señor de su vida, y cree que Dios lo levanto de entre los muertos, en ese preciso momento Dios lo declara justo. Ese hombre o mujer es vestido con la justicia de Dios.

            Romanos 10:9-10

que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 

Al igual que la palmera es útil desde la raíz hasta lo más alto de su tronco, así también nuestras vidas pueden ser útiles con la justicia de Dios. Podemos estar produciendo abundante fruto siempre. A través de Jesucristo, tenemos recursos ilimitados, tenemos todas las cosas necesarias para vivir una vida sobreabundante. Para los justos, no hay envejecimiento, no hay jubilación. Podemos estar produciendo espiritualmente toda la vida, porque ¡el justo florecerá como la palmera!

Lucas 17:5

Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe [creencia].

Los discípulos le piden a Jesucristo que les aumente su creencia. Y él, pudiendo haberles respondido de muchas maneras, escoge una muy particular.

Lucas 17:6

Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe [creencia] como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.

Pero, ¿qué tiene que ver la creencia con la semilla de mostaza y con el árbol sicómoro?. Esto, que no tienen sentido aparente para la mente Occidental, cobra gran significado cuando logramos entenderlo a la luz de la manera de pensar y de hablar de la gente del Oriente.

La semilla de mostaza de la tierras Bíblicas, es la más pequeña de las semillas. Sin embargo, esta semilla puede crecer hasta convertirse en un árbol tan grande, como un manzano.

            Lucas 13:19:

Es como un grano de mostaza, que… creció y se hizo árbol grande, y las aves de los cielos anidaron en sus ramas.

El sicómoro en el Oriente, es un árbol con la apariencia de un ciruelo.  Y aunque es un árbol relativamente pequeño, tiene innumerables raíces, algunas muy gruesas y fuertes, otras tan finas como cabellos. Las raíces del  sicómoro se encuentran muy diseminadas y alcanzan gran profundidad, tanto así, que incluso con un tractor, no podría ser arrancado, sin que parte de sus raíces quedaran detrás. De manera que desarraigar un sicomoro, es un acto imposible para la mente Oriental.

Por medio de la pequeña semilla de mostaza y el bien arraigado sicómoro, Jesús les da una maravillosa perspectiva del poder que hay en la creencia.  El les esta diciendo que, un simple acto de creencia, tan pequeño como una semilla de mostaza, puede producir grandes resultados, incluso, realizar cosas consideradas imposibles, en este caso, desarraigar un sicomoro y plantarlo en el mar. ¡Que poder hay en creer!

Sin embargo, esto contrasta con lo que vemos a menudo entre muchos cristianos. Esto se debe, principalmente, a que se pasan el tiempo hablando solo acerca de sus problemas y de su incapacidad para resolverlos. Y de tanto hablar de sus problemas, llegan a convencerse que son tan numerosos, o tan grandes, que Dios no puede ayudarles. Así, de tanto hablar de pequeños problemas, estos llegan a ser más y más grandes en sus mentes. Comienzan pensando: “mis problemas son muchos y demasiado grandes”. Y al cabo de un tiempo, ya están diciendo: “no creo que Dios pueda ayudarme”. De esta forma subestiman el poder de Dios y lo limitan en sus vidas. Pero, ¿hay alguien que tenga tantos problemas, como raíces tiene un sicómoro, o hay alguien que tenga algún problema con tantas raíces como un sicomoro?. Ciertamente que no. Y si así fuera, por medio de creer “podríais decir…: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”. ¡No engrandezcas tus problemas. Engrandece a Dios. Cree y confiesa Su Palabra!

No importa cuán profundas, cuan antiguas, cuan grandes sean tus dificultades; no importa cuán grandes sean tus  deudas y cuán poco sea el dinero que tienes; no importa cuán diseminado esta el cáncer que tienes y lo que te hayan dicho tus médicos de él; no importa cuán poderosos o cuan numerosos sean tus enemigos. Solo recuerda: creyendo en la Palabra de Dios, puedes ¡desarraigar y echar fuera todo negativo de tu vida, sin importar cuan imposible parezca!.

Dios se revela a Si mismo en Su Palabra por medio de diversos nombres y títulos. Estos nombres y títulos describen características y cualidades de El, a fin de que podamos conocer y apreciar a nuestro Dios en toda Su magnificencia.

           Génesis 14:18

Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios [אֵל] Altísimo, sacó pan y vino.

La palabra hebrea el [אֵל] comunica la idea de Dios como “el omnipotente en toda Su fuerza y poder”.

           Génesis 1:1

           En el principio creó Dios [אֱלֹהִ֔ים] los cielos y la tierra.

La palabra hebrea elohim [אֱלֹהִ֔ים] es el plural de la palabra hebrea el [אֵל] y se utiliza para enfatizar a Dios como “el Creador”. Nuestro Dios, es el Todopoderoso. Su fuerza y poder sin limites, Su omnipotencia, lo hacen el gran y único Creador.

Hechos 17:11a

Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud…

La palabra “solicitud” significa “una alegre disposición de la mente”. Es más que una simple disposición, es una “alegre disposición” de la mente. Dios desea que Su Palabra sea recibida con esta actitud mental.


Hechos 17:11b

… escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

¿Qué escudriñaron cada día?, ¿Doctrinas de hombres, tradiciones religiosas?. No. ¡Ellos escudriñaron las Escrituras, la Palabra de Dios en forma escrita!

La palabra “escudriñando”, significa “examinar al punto de averiguar”. Estudiamos la Palabra para averiguar, para saber, para conocer la voluntad de Dios. Solo podemos conocer la voluntad de Dios, si conocemos Su Palabra. Y para ello, debemos estudiarla por nosotros mismos.

Escudriñando las Escrituras, podremos llegar a conocer la voluntad de Dios. Y si este conocimiento, lo recibimos con una alegre disposición de la mente, llegando a ser una parte vital de nuestro corazón y vida, entonces, Su voluntad será nuestra voluntad.

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